
Pero es que además, majestad, resulta que de tanto añadir peso, el carro ya nos ha pasado por encima, nos ha triturado con sus ruedas llevándose por delante nuestra principal fuente de supervivencia, nuestro puesto de trabajo. Así que majestad, su llamada a tirar del carro, en el caso de muchos españoles, es cuanto menos una recomendación… ¿Cómo llamarla?...molesta, por decirlo suavemente.
Con el debido respeto majestad, los que tienen que tirar del carro son los que se lo han cargado, puliéndose de paso todo el dinero que los ciudadanos hemos aportado con nuestros impuestos durante años para que el carro fuera por buen camino. Políticos ineptos todavía en el poder, oposición que no existe, banqueros sin escrúpulos, y tantas y tantas manos sin ningún cayo en sus dedos que suponen una pesada carga sobre las cuentas del estado. Diríjase a ellos majestad, nosotros, los demás, solo somos sus victimas.
Posdata:
Se admiten opiniones, tanto de los que van encima del carro como de los que tiran de él.