viernes, 10 de octubre de 2008

MANGO CON CREMA HELADA


800 gramos de Mango
4 claras de huevo
Azúcar
Zumo de 1 Limón
1 Cucharadita de Canela

Preparación:

Extrae la carne de los mangos y córtalas en dados, ponlas en el congelador dos o tres horas. Después bate con una batidora las claras de huevo y los dados de mango hasta formar una crema. Añade el zumo de un limón, llena con la mezcla una copa previamente enfriada y espolvorea de canela al gusto.

Ya tenemos un postre rápido de preparar y muy gustoso.

domingo, 5 de octubre de 2008

La velocidad.

Corría el año de gracia de 1666, cuando un inglés de 24 años, y de nombre Isaac, dormitaba placidamente debajo de un manzano. Quiso el azar que una manzana desprendida de una rama, fuera a caer en la cabeza del durmiente. Sigue contando la leyenda que de ese hecho fortuito, nuestro amigo Isaac, por apellido Newton, cabeza pensante por demás, se descolgó con varias teorías que revolucionaron la ciencia de la época: la ley de la inercia y la teoría de la gravitación Universal, entre otras. Ahí es nada.

Ayer jueves, primer día del quinto mes del año de gracia del 2008. Había yo bajado a dar un paseo por el parque en busca de inspiración entre jardines, cantos de pájaros, griterío infantil y aroma de plantas. Ahí andaba yo absorto en mis pensamientos: "Blog de Rafasos... haber que puedo escribir para colaborar en el Blog de mi amigo... la verdad no tengo ni idea de por dónde empezar...". Un grito repentino me saco bruscamente de mi meditación:-"cuidado, señor"-. Giré instintivamente la cabeza hacia el lugar de donde provenía el aviso. Una forma esférica venía a toda velocidad hacia mi cara. No pude esquivarla. El impacto hizo que mis gafas volaran varios metros yendo a caer entre las margaritas del jardín. Me senté en un banco cercano para recuperarme del terrible balonazo en la cara. Fué en ese preciso instante cuando me vino la inspiración, lo veía todo claro. Había sido como dar al interruptor de la luz cuando estás en una habitación oscura.

Un chaval, con un parecido extraordinario a Ronaldo, recogió mis gafas de entre las margaritas y se acercó a mí algo temeroso. "Lo siento, señor, ha sido sin querer". Alargó su mano dándome las gafas. -¿Le he hecho daño?- Y yo en ese estado de consciencia superior adquirida gracias al balonazo, le contesté: "No te preocupes, muchacho, la culpa no es tuya, la culpa es de la velocidad...". El chico se alejó pensando seguramente que el golpe me había trastornado.

Pero no, no estaba trastornado. Veamos si soy capaz de explicarles la teoría que aparecio en mi mente como un destello fulminante. Para mí estaba clarisimo que aquel muchacho con la cara de Ronaldo no había tenido intención de golpearme. Tambien estaba claro que aquel balón que aparecía debajo del brazo del chaval era inofensivo. Lo realmente peligroso era la velocidad con la que aquella bola venía hacia mi cara. La velocidad claro, la velocidad era el quid de la cuestión.

Pongamos un ejemplo más clarificador si cabe de mi teoría: entramos en un banco a realizar cualquier tipo de gestión. En ese momento una persona a nuestro lado saca un arma del bolsillo y grita: " todos quietos, esto es un atraco". Todo el mundo se está quieto por el miedo al arma y sus balas. Yo también me estoy quieto, pero no por el miedo a las balas, no, yo me estoy quieto por el miedo a la velocidad con la que salen del cañon del arma. Lo van pillando, ¿no?

Si lo piensan bien, la velocidad está siempre detrás de casi todo. "Al habla la emisora KHP 96.54: parte meteorológico de las tres de la madrugada. Se avisa a toda la población de que por el sureste de Florida se acerca el huracán Charlie con vientos cercanos a los 250 Km. hora. Evacuen sus casas con rapidez." ¿A que ya se han percatado de cuál es el peligro? Claro, la velocidad del viento. Y qué decir de los accidentes de tráfico, la velocidad siempre está detrás de ellos en una gran mayoría.

No todo lo que conlleva velocidad es malo; existe también la parte buena. Gracias a ella, y en combinación con una serie de leyes aeronáuticas, podemos volar. La velocidad buena está presente en la mayoría de los deportes, ¿a que no la habían pensado? Carreras de velocidad, de motos, coches, caballos, sobre patines, bicicletas, corriendo, andando, saltando vallas. Siempre gana... el más veloz.

El colmo de cómo la velocidad puede marcar nuestras vidas se da en el hecho de que somos quienes somos gracias a ella. Piensen que todos ustedes y el que suscribe, absolutamente todos, somos quienes somos y no otros distintos por que en nuestra forma primigenia de espermatozoide fuimos los más veloces entre millones. Impresionante, ¿no?

Bueno, a estas alturas estaréis pensando que se me ha ido la pinza del todo, pero eso mismo pensaron de Newton sus contemporaneos y más tarde fue reconocido como un genio de la ciencia. Solo espero que como a Sir Isaac Newton, se me reconozca con el tiempo mi aportación al conocimiento de las fuerzas que nos rodean.