martes, 27 de mayo de 2008

PROGRESISMO: ENFERMEDAD DE LAS DEMOCRACIAS

Las personas que vivimos en los países democráticos estamos orgullosos de haber conseguido unas sociedades libres, justas, y plenas de valores de respeto a las ideas de los demás, a las costumbres de los demás y a las formas de entender la convivencia de los demás, en fin, una sociedad democrática.
Pero, al igual que los seres vivos padecemos enfermedades, una sociedad también puede enfermar en su conjunto y llegar incluso a su muerte y desaparición; en la historia tenemos muestras más que abundantes de ello. De entre todas las enfermedades, es (en mi opinión) el progresismo la más virulenta y letal para todas las sociedades que basan su sistema de convivencia en la libertad individual de las personas.
La historia española de los últimos treinta años es un claro exponente de cómo el virus progre ha cambiado nuestras vidas y de cómo ha infectado la sociedad democrática de nuestro país hasta convertirnos en la nada que somos actualmente como nación. Su forma de actuar queda clara con la perspectiva que da el tiempo, sin prisas, paso a paso, lo único importante es el objetivo final.
Para participar en la transición española, tras la muerte de Franco, vinieron a nuestro país los representantes, en aquel momento, de las fuerzas progresistas: Santiago Carrillo por el partido comunista y un desconocido Felipe González en representación del socialismo. En aquellos momentos el objetivo principal del virus era integrarse en el cuerpo a infectar pasando lo más desapercibidos posible. Para ello no dudaron en renunciar a sus postulados republicanos; acataron la monarquía parlamentaria como forma de gobierno, aceptaron la bandera nacional con el nuevo escudo renunciando al trapo tricolor que les representaba. Algún tiempo después el partido socialista renunciaba también a sus postulados Marxistas. Que listos: se firma lo que haya que firmar y se renuncia a lo que sea menester para conseguir el primer objetivo del virus. Gobernar.
Cuando en el 1981 el partido socialista gano las elecciones con mayoría absoluta, la primera fase de la infección estaba conseguida. El virus se puso inmediatamente a trabajar para infectar órganos vitales de la sociedad y así la expropiación de RUMASA consiguió lo que se proponía; el acojonamiento y sumisión de todos los componentes económicos y empresariales del país. Siguieron las purgas en los mandos del ejército. Después le toco a la justicia con el cambio de normas de elección de los miembros consejo general del Poder Judicial. Con todo lo más letal con el tiempo fueron las sucesivas leyes de educación que fueron corrompiendo a los miembros mas jóvenes de la sociedad, adoctrinándolos en la forma progresista de ver la vida desde la escuela hasta la universidad; sin valores, sin educación, sin creencias. Masas obedientes totalmente incapaces de pensar por sí mismas. Con este panorama corromper todos los sectores que pudieran crear opiniones contrarias (anticuerpos) entre la gente fue coser y cantar y así fueron cayendo una a una; la cultura, la prensa, el cine, las televisiones. Salvo honrosas excepciones se ha conseguido el pensamiento único.
El virus del progresismo está alcanzando sus últimos objetivos de destrucción. Al igual que hace el virus del sida en los humanos el virus progre facilita la entrada en el organismo de otros que no tienen nada que ver con él, salvo la voluntad de destruir el organismo vivo (nacionalismos).
Treinta años después nos encontramos una sociedad española (no se si aún se le puede llamar española), enferma terminal y ya fácilmente manejable por las izquierdas para aceptar lo que en los años 80 era inaceptable; La independencia de algunas de sus regiones, el cambio de bandera e himno, y la republica. Y la corona, ¿Qué dice a todo esto? ¿Nada? Bueno, pues si no dice nada se le acaba el tiempo antes del exilio. ¿Creen que exagero?
Para finalizar les diré que no hay cura para nuestra sociedad actual. Para poder sanarla habría que hacer lo mismo que ha hecho el virus en el tejido social, pero a la inversa. Y hoy por hoy eso es imposible.

domingo, 18 de mayo de 2008

Cosas del Ayuntamiento de Sedavi.


¡Ding, dong!...Se ruega silencio por favor, estamos en un hospital.

-Señor, pase a la sala de espera y aguarde hasta que le llamen para consulta.
-Gracias señorita.
Hago caso de la indicación y me siento a esperar. Decido aprovechar el tiempo, que se avecina largo, para escribir estas lineas con el fin de que no se me olvide nada cuando pase la visita con el doctor.
Veamos. Todo empezó en el pleno del pasado día 29 de abril en el Ayuntamiento de Sedaví/Valencia. El portavoz en ese momento del Partido Socialista (Sr. Campos), puso sobre la mesa el terrible peligro que nuestra población había padecido durante quince días por culpa de unas uralitas abandonadas junto al eco parque. Parece ser, según el Sr. Campos, persona docta en el tema, que las uralitas están declaradas material muy tóxico y peligroso. También alertó del peligro que suponía el viento en esas circunstancias ya que podía haber esparcido fibras de aquellos residuos por toda la población.
En ese momento préciso, un escalofrío recorrió mi espalda acompañado de un sudor frío que comenzó a caer por mi frente. Les explico el por que de esta reacción:

¡Ding, dong!...Familiares de Sigfrido Antonio Inca Azteca Maya , pasen al box 1.

Dichosa megafonía. Bueno verán; mi casa, es una casa antigua de pueblo. El comedor tiene una puerta grande acristalada que permite el acceso a un patio trasero a la vez que permite la entrada de luz a la casa. Dicho patio (y aquí viene el motivo de mis sudores) es colindante con el de mi vecino que a su vez lo tiene cubierto de.... ¡Uralitas! Para echarse a temblar ¿no?
En ese pleno, de repente, escuchando al Sr. Campos, comencé a entender muchas cosas, fue como una luz que se enciende en una habitación a oscuras. Comprendí por qué los canarios que cría mi vecino debajo de esas uralitas son todos de color gris (gris uralita, claro). Comprendí por qué las plantas de mi patio están todas mustias (aunque mi mujer dice que es por que no las riego). Comprendí también el extraño comportamiento de mis vecinos: Música estridente a deshoras, golpes en las paredes, muebles que se arrastran, gritos en vez de hablar, puertas que se abren y cierran a golpes constantemente. Pobrecitos, las esporas de la uralita del patio estaban contaminándolos irremediablemente.

¡Ding, dong!...Ilie Romanescu, Ilie Romanescu, pase a consulta.

También, escuchando al Sr. Campos, recordé como los días de calor abríamos el ventanal para que entrara un poco de aire. Dios mío, para que entrara un poco de aire. Lleno de fibras cancerígenas, claro.
Mientras buscaba la salida del pleno angustiosamente, escuché la solución en palabras del portavoz socialista. "Se me ocurre, que el Ayuntamiento podría regar para evitar la contaminación por fibras de uralita".
Llegue a casa y en ese estado de irracionalidad que provoca el pánico, cogí la manguera del patio y comencé a regar el salón de mi casa. La tele de plasma, el dvd , el ordenador...fueron los primeros en fallecer. Los cuadros de las paredes, de no me acuerdo que pintor famoso, chorreando pintura hasta el suelo. Mí mujer, empapada y con un ataque de ansiedad. Mi hijo, casí se electrocuta tapando con su cuerpo la Play Station para que no le cayera más agua, mientras de esta salían chispas y humo (no me habla desde entonces).

¡Ding, dong!...Jose Luis Garcia-Moreno, pase a consulta de Psiquiatria.

En fin, dejo ya de escribir que me están llamando. Verán como el psiquiatra lo va ha entender todo en cuanto le diga que la culpa es del portavoz de la oposición socialista en Sedaví.